Somos Mayoría
Por Francisco Bascur Tapia.
Nadie dijo que sería fácil
realizar cambios estructurales en Chile. La historia da cuenta que los procesos
sociales que apuntan a modificar realidades de desigualdad son un camino
complejo y lleno de trabas de parte de quienes ven amenazado el statu-quo que los favorece,
generalmente, en desmedro de una mayoría.
Cada política pública tiene una
matriz de acción que implica una forma de bajar a la ciudadanía y que, por
supuesto, obedece a una visión de sociedad, algo así como una ideología, aunque
esta palabra cause incomodidad en algunos. No es casual que entre el actual Gobierno
de la Presidenta Bachelet y la anterior administración, las políticas
económicas y sociales se configuren de manera contraria en pilares esenciales
como la Educación (derecho v/s bien de consumo), Reforma Constitucional (nueva
y participativa v/s mantener sin cambios), Tributaria (más Impuestos para los
que más tienen v/s no subir impuestos), solo por dar algunos ejemplos.
En todo caso, en el día a día, al
común de los chilenos poco les importa si determinada política pública fue
implementada por uno u otro gobierno, pues lo que quieren es que ciertas
necesidades y carencias sean satisfechas por el Estado. Si a eso le sumamos que
los medios masivos, en especial la televisión que es por donde mayormente se
informa la población, suelen quedarse en el titular y centrarse en la polémica,
no es raro que muchos beneficios no sean apreciados en su real magnitud. Ojo, no
se trata de una crítica a “los medios” sino solo la constatación de un hecho.
Recientemente hemos conocido
encuestas que darían cuenta de una baja en el respaldo ciudadano al Gobierno y
a las transformaciones que está impulsando. Para la oposición estos
antecedentes sirven como constatación de una “realidad” que vienen sosteniendo
desde el inicio de la administración de la Presidenta Bachelet, mientras que
para quienes apoyamos al Gobierno se trata del resultado de una campaña del
terror que, sin tregua, han emprendido a través de los medios de comunicación
los grupos de poder.
Más allá de estos antecedentes,
la Presidenta Bachelet ha sido clara en señalar que ese país mejor que todos
queremos no será posible si no hacemos hoy los cambios sustanciales que están
plasmados en el programa de gobierno que los chilenos y chilenas votaron de
manera mayoritaria, donde el elemento central es derrotar la desigualdad que
hace que la cancha no sea la misma para todos. Es muy probable que los
beneficios de esas transformaciones solo podamos apreciarlos dentro de 10 o 20
años más y eso, a mi juicio, es la mejor demostración de un Gobierno serio que
traza su camino más allá de las encuestas.
Es poco probable que el escenario
planteado en esta columna cambie en el mediano plazo, por lo cual es esperable
que la campaña del terror que han llevado adelante sectores de gran influencia
y poder económico continúe y se sigan construyendo realidades e influyendo en
las mediciones que se irán conociendo.
Lo concreto es que se ha iniciado
un proceso que de manera irrefrenable sentará las bases del Chile de Todos al
que nos ha invitado la Presidenta Bachelet y eso es lo importante dentro de
todo el clima adverso que se ha tratado de construir. Es de esperar que haya
generosidad y visión de país para quienes aún se resisten al camino señalado.
Siempre es posible el diálogo y los ajustes en procesos de esta envergadura,
pero pretender que eso implique un freno a las transformaciones iniciadas es
querer tapar el sol con un dedo.
No olvidar: Somos Mayoría, así es
la democracia.
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